El marqués de Esquilache, 1699-1785 |
My rating: 4 of 5 stars
Cuando un gobernante ilustrado pretende reformar un sistema social atrasado, enfrenta una fortísima resistencia, no solamente de los más privilegiados bajo el viejo sistema sino también de sectores del pueblo común. En esta obra histórica, Antonio Buero Vallejo pone en el escenario el "Motín de Esquilache" de 1766, la revuelta que puso fin a las reformas del marqués de Esquilache, el hasta entonces poderoso secretario de hacienda del rey de España Carlos III, condenando al pais a quedarse en el absolutismo ineficiente con que tendría que afrontar los enormes desafíos del fin del siglo xviii — la revolución francesa, las revoluciones en América, etc. La obra tiene mucho movimiento y personajes fuertemente delineados, empezando con las figuras históricas de Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, el rey Carlos III, y el marqués de Ensenada. Para representar al pueblo, Buero ha creado los muy memorables personajes de la sirvienta honesta y medio enamorada de Esquilache, Fernandita; su pretendiente, el calesero Bernardo; un ciego que predice el futuro, y otros. Esquilache era extranjero (italiano) y de origen plebeyo, dos motivos de recelo entre la aristocracia; según la obra, era muy culto, inteligente y honrado, pero muy cansado por todos los conflictos y su edad (66 años cuando surgió el motín en marzo de 1766). La obra me gustó por las fuertes presentaciones de estos personajes, y como una manera de aprender más sobre la historia de España y las causas de su inmovilismo en esa época. Era la manera en que Buero, muy crítico con el gobierno de Francisco Franco, pudo soslayar la censura del régimen para invitar al público a reflexionar sobre el absolutismo, las libertades y las pretensiones de reformas para el pueblo pero sin el pueblo.
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