19 septiembre 2007

El ocaso de un filibustero

Por décadas un hombre de físico imponente, talento asombroso para impresionar a cuánto periodista apareciera, y verborragia imparable ha lucido como un semidiós, un héroe /monstruo de tamaño mitológico. Fidel Castro fue el más formidable de los filibusteros cuyas naves surcaban la historia de la segunda mitad del siglo XX, y como los filibusteros de siglos anteriores, simultáneamente libertador de los suyos y pirata contra los otros.

Ahora finalmente, tras casi medio siglo de mando, parece que ha soltado el timón y se contenta con soplar las velas con sus frecuentes "reflexiones". Y a veces es un soplo incierto y errabundo. Hace un par de días, escribió una "reflexión" en Granma sobre, entre otras cosas, el ataque a la torres gemelas en Nueva York y el Pentágono el 11.9.2001, y su intervención para salvarle la vida a Ronald Reagan. Y ahora otra "reflexión", que divaga desde las teoría de la relatividad de Einstein hasta las conspiraciones y "muertes misteriosas" en la guerra fría.

Como todos nosotros, Fidel ha hecho cosas buenas y malas, salvo que las suyas han sido de una escala mucho más grande, algunas de un impacto global. Su hazaña más gloriosa ha sido establecer y defender la independencia de su país frente a las agresiones enormes de los EE.UU., dejando un ejemplo de dignidad y posibilidad y en muchos casos dando ayuda material y hasta militar (Angola, por ejemplo) a otra gente asediada. Otra hazaña muy positiva (en mi opinión) fue el crear un modelo de sociedad que, durante décadas, ensanchaba por mucho las oportunidades de los que habían sido los más oprimidos.

Y ha hecho otras cosas nada buenas, entre ellas, aferrarse del timón por tanto tiempo, congelando el rumbo y el modelo social en un océano totalmente cambiado, de nuevas corrientes. Y ha suprimido, a veces con extrema severidad, a los que pujaban por cambiar el rumbo. Su presencia y enorme autoridad han servido para bloquear la evolución política y los necesarios ajustes del curso económico.

Como su hermano Raúl parece reconocer, o el socialismo cubano se renovará o la historia lo disolverá.

08 septiembre 2007

Arlequín de palabras

El otro día en La Casa del Libro en Madrid, abrí por casualidad la selección de escritos de Benjamín Jarnés, Elogio de la impureza. Invenciones e intervenciones (Colección Obra Fundamental. Ed. Domingo Ródenas de Moya. Madrid: Fundación Santander Central Hispano, 2007) para quedarme encantado desde la primera frase de "El zoco" (de La Gaceta Literaria, 1929): "Si una mañana, calle arriba de Santa Isabel, sube el viajero desde la estación de Atocha a la plazuela de Antón Martín, tropezará con un zoco". Y era que esa mañana había hecho precisamente esa ruta, y Jarnés me hizo visualizar, oír y oler un zoco de antaño, cuya contraparte todavía se encuentra en muchas calles en España.

El libro incluye ficciones, notas y ensayos publicados o escritos entre 1925 ("Paula y Paulita") y 1937 ("Discurso a un combatiente", antes inédito) por el escritor de vanguardia más admirado en España ca. 1929, y después repudiado u olvidado por su falta de compromiso con uno u otro bando de la guerra civil; Jarnés creía en la república, pero rechazaba todo dogma, según la interesantísima introducción de Domingo Ródenas de Moya. Su tema es otro, las descripciones de lugares y de estados de ánimo de la pequeña burguesía. Esas descripciones son deliciosas y convincentes, entregadas con un gran sentido de humor envuelto en gran erudición con metáforas sorprendentes pero exactas.

Y ahora acabo de leer la "novela" que lo destacó como el prosista de vanguardia más interesante y brillante en la Madrid de 1929, El profesor inútil -- en realidad, tres relatos independientes cuyo narrador puede o no ser la misma persona, un profesor que imparte poco o nada a sus alumnos mientras se obsesiona con visiones eróticas que no se atreve a realizar. Los supuestos alumnos incluyen a un gran holgazán que arrastra a su profe a la borrachera y al lenocinio; una muchacha más enamorada de la novela rosa que de la geometría, y otra que pasa el tiempo de examen escribiendo lo que el narrador supone es una carta de amor -- pero como el profesor no se atribuye ninguna autoridad, nunca sabemos si su supuesto es acertado. Hay momentos comiquísimos y pasajes deliciosos y sugirientes. Por ejemplo, en el primer relato, cuando el profesor-narrador examina los objetos en el gabinete de un anticuario anciano y antiguo profesor suyo:
Una araña se mece en su red de hilillos grises, colgada por un extremo del cuernecito de un fauno y por el otro de la tibia de marfil de un crucifijo. La arañita enlaza así lo más distante, lo que no pudo enlazar todo el Renacimiento. …

Y unas páginas más tarde, cuando espera en el gabinete muy ordenadito de su alumno holgazán:
Pero hay a mi alcance unas docenas de volúmenes, camaradas uniformados: el encuadernador -- como el cuartel -- viste con igual traje al sabio y al cretino. Cada día, mientras espero vanamente a Valentín, liberto uno de estos libros de su disciplinada fila. Ayer fue un poeta, hoy será un filósofo, mañana tal vez otro poeta. Renuncio ya al novelista y al dramaturgo. Se ve que uno y otro pocas veces se lanzan a perseguir lo desconocido, aunque presuman de haber montado un taller de aventuras. Sólo el filósofo y el poeta son puros aventureros. Aquéllos crean un conflicto por el goce de resolverlo, éstos por el placer de contemplarlo. … Desde su alta azotea ven el mundo dramático como un paisaje surcado por nervios invisibles al cazador de sucesos, una viva selva sutilmente enmarañada, donde se fragua la más rica aventura: la del aventurero que sale a caza de si mismo.
Puse arriba "Arlequín de palabras" porque pensaba que mi primera idea, "Cubista de prosa", sería aún menos comprensible. Lo que quiero sugerir es un parecido entre el gran Arlequín de la pintura, Picasso, y Jarnés, compañeros de época y de su vanguardia artística. Me refiero a su manera de ver una misma realidad de diversos ángulos simultáneamente, para recomponer sus aristas, facetas y reflejos en un conjunto que nos hace reír por lo insólito y dudar de nuestra manera convencional de mirar.

Para una nota biográfica, vea Benjamín Jarnés por Pedro Ignacio López García

06 septiembre 2007

De vuelta en casa (Carboneras, España)

Completamos anoche el periplo: Madrid, Buenos Aires, Caracas, Bogotá, Buenos Aires de nuevo y de nuevo Madrid, y ahora en casa en un pueblito que no se parece a ninguna de esas grandes ciudades. Más reflexiones en los próximos días.

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Geoffrey Fox's short story collection Welcome to My Contri (1988, enlarged e-book 2010) was described by The New York Times Book Review as a "short and impressive work" in which "Mr. Fox [...] has created a memorable set of players who, while not natural antagonists (they often share the same dreams and goals), are still somehow bent on confrontation. Watching their sometimes vicious, often darkly humorous interactions leaves us thoroughly wrung out and aware that we are in the presence of a formidable new writer". Novels: A Gift for the Sultan (2010), Rabble! (2022) His articles, op-eds and book reviews have appeared in The Nation, The New York Times, the Village Voice and other publications. Since 2008, Fox has been living with his partner, architect Susana Torre, on the edge of the Mediterranean in the village of Carboneras in Andalusia, Spain, where his short stories (in Spanish) under the pen name "Baltasar Lotroyo" ("el otro yo" = alter ego in Spanish) have appeared in anthologies and online publications.