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Según Todorov, el "populismo, ultraliberalismo y mesianismo" son "los enemigos íntimos de la democracia", porque socavan las bases de la democracia mientras pretenden extenderlas. Entre los muchos ejemplos que presenta en esa prédica angustiada — porque de análisis no tiene nada — están las incursiones de los poderes europeos en los Balcanes y Libia, y el intento de suprimir el velo islámico en Francia, y la totalmente evitable catástrofe de Fukishima (no tenían que construir la central en una zona sísmica a orillas del mar, pero parecía más rentable en su día). Todos son ejemplos de acciones que pretender imponer una especie de "libertad", cosa que evidentemente es una enorme contradicción, o defender una clase de libertad (de los grandes inversores). Parece evidente que negarles a las musulmanas francesas el derecho de elegir su vestimenta no es la manera de hacerlas sentir más "libres". Además de ser una contradicción, la pretendida imposición de la libertad disfraza otros motivos más siniestros, como son: el populismo, buscar los apoyos de los electores animando el rechazo de "lo otro" (sus costumbres ajenas, sus creencias religiosas, o su mera presencia) y así estimulando acciones violentas contra gitanos o musulmanes u otras minorías; el "ultraliberalismo", la defensa a ultranza del beneficio del capital privado, como sería el control de los campos petroleros de Libia; y el "mesianismo", el afán de obligar a otros a pensar como uno. El mérito de este libro es obligarnos a repensar muchas supuestas buenas acciones que han dado nefastas consecuencias. Su debilidad es su falta de rigor sociológico. Las opiniones son nada más que opiniones, no le llevan a Todorov a formular hipótesis contrastables. Por ejemplo, está claro que la intervención de la OTAN en los Balcanes no contrarrestó el horror (pensamos en Srebrenica, por ejemplo), pero ¿qué habría ocurrido a la democracia en los Balcanes si el OTAN hubiera actuado de otra manera? ¿Qué otro modelo (que el de Sarkozy) se puede examinar para regular las relaciones entre musulmanes y otros, y cuáles son los diferentes efectos? Y ¿cuáles son las condiciones sociales que más inducen al conflicto? España (relativamente tranquila en este respecto) podría ser un ejemplo para la comparación, o el Reino Unido (donde quizás las condiciones sociales, la segregación social, son aún más agudas). Pero Todorov no es sociólogo ni cosa que le parezca, sólo un ciudadano inteligente (y especialista en otros temas, como la literatura y la lengua) y muy angustiado.
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