
My rating: 5 of 5 stars
Ahora he leído la segunda parte, editada en 1615, 10 años después de la primera, y la encuentro mucho más compleja y tanto o más divertida que la primera. Este larguísimo serie de relatos sobre la tercera salida de don Quijote, después del desastre con que terminan sus aventuras en el primer libro, responde a las críticas de ese primer tomo, repudia la "falsa" secuela escrita por otro autor (que se firmaba Avellaneda) para lucrar de la fama del Caballero de la Triste Figura, y dota la historia y sus personajes de mayor complejidad.
Tardé mucho en leer las más de 600 páginas, al ritmo de solo uno o dos capítulos por día, porque las disfrutaba tanto y no quería que se terminaran. Saboreaba el lenguaje, las observaciones filosóficas o absurdas, las descripciones de gente y lugares, y especialmente la evolución de sus dos figuras centrales, el caballero andante que a lo mejor no es tan loco como se cree, y el escudero que resulta ser bastante menos tonto (aunque sigue extremadamente crédulo) que en las dos primeras salidas. Su gobernación de la supuesta "insula" de Barataria no sale tan mal como pensaban los que le hicieron esa broma. Dos cosas recuerdo con especial placer : la primera, el "encantamento" de Dulcinea del Toboso realizado por Sancho Panza, primero para engañar a don Quijote y satisfacer la gran insistencia de éste por encontrarla — la reacción de la pobre labradora así "encantada" es desternillante. Y la segunda es el maravilloso caballo Clavileño, un caballo fabricado de leño (madera) y con una clavija de mando, que sin moverse es capaz de transportar al insigne caballero y a su escudero por los cielos y hasta un jardín encantado que, curiosamente, luce exactamente como el jardín desde donde partió. Todos podemos usar semejante caballo para nuestros vuelos de la imaginación.
He aquí lo que escribí en 2000 después de mi primera lectura, de la primera (1605) parte :
« Comiquísimo. Está escrito en un lenguaje sencillísimo, salvo en los discursos donde la complicación es en sí el chiste, como en las películas de Cantínflas. El tema es la locura de la gente que, como don Quijote, toma la ficción por la realidad. Claro, ese fenómeno ya no puede ocurrir en nuestra era iluminada, ¿no es cierto? Pero el lamento del Cura y el Canónigo sobre la mediocridad del arte comercializado sí suena contemporáneo. »
No me corresponde comentarlo más; como dice Wikipedia, "El Quijote ha sufrido, como cualquier obra clásica, todo tipo de interpretaciones y críticas." Ahora me quedará el placer de releerla en los años venideros, por el mero placer de escuchar, en mi mente, el bello y siempre sorprendente lenguaje.
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