Ayer pasamos algunas horas en nuestra primera visita a Segovia, desde las 12:00 cuando llegaba el tren de Cercanías desde Atocha (Madrid) hasta las 18:55 cuando partía el último tren de regreso. Ciudad encantadora. Queremos regresar.
Su situación, sobre una roca que se yergue sobre los valles cual isla arriba de las nubes, la
arco-tectura del acueducto romano y la arquitectura de sus iglesias románicas, el alcázar, etc., y sus siglos de historia la hacen fascinante. Y de esa larga historia, supimos de dos capítulos que quizás sean claves para entender el mundo de hoy.
El primero es el largo capítulo sobre los judíos de Segovia. La primera mención de su presencia, de acuerdo a la documentación en el Centro Didáctico Judío de Segovia, es del s. XIII. Puede que estuvieron mucho antes, pero entonces al parecer ningún escriba consideraba su presencia notable. Llegaron a ser suficientemente numerosos como para sostener 5 o posiblemente hasta 7 sinagogas, de las cuales la mayor — luego convertido en convento y actualmente una suerte de museo — visitamos. Algunos eran muy prósperos fabricantes y / o mercaderes de textiles, otros se desempeñaban en los más diversos oficios, todos menos la agricultura (que les era vedado, parece). Vivían repartidos por toda la ciudad hasta principios del s. XV, cuando se les ordenó concentrarse en alrededor de su sinagoga mayor, en el barrio hoy conocido como “la Judería”. Hasta ese momento no hay evidencia de ningún problema o conflicto importante entre judíos y cristianos, así que ese orden de concentrarse en un determinado barrio es una cuestión que pide esclarecimiento. Aún después, según nos dijeron una persona muy informada en la sinagoga mayor y según escritos allí y en el Centro Didáctico, muchas familias judías abandonaban la judería para vivir en otras partes de la ciudad. Entonces, en los 80 del mismo siglo llegó otro orden al mismo efecto que las autoridades hicieron cumplir, hasta que finalmente en 1492, con el Edicto de Granada y similares, se obligaba a los judíos a convertirse al catolicismo o ser expulsados de cualquier territorio del reino.
Todos sabemos de la expulsión de los judíos de España en 1492. Pero, ¿por qué? La aljama no parecía causar problemas para nadie, y sus miembros incluían muchas personas productivas que contribuían a la comunidad general, con todas sus etnias. Hay diversas hipótesis, y probablemente fueron muchas fuerzas distintas con sus distintos motivos que convergieron. Uno de esos motivos (no sé cuánto pesaba en la decisión real) era el deseo de estar a la altura de otras potencias europeas, que ya habían expulsado a sus judíos, Francia e Inglaterra siendo entre las más tempranas. Otro factor contribuyente puede haber sido el resentimiento por su prosperidad en la industria pañera, de parte de rivales cristianos.
No lo sé, pero lo que me hace sugerir esa última posibilidad es el otro capítulo, otro episodio confuso que aconteció poco más de una generación después de la expulsión de los judíos: la guerra de los comuneros (1520-1522), una sublevación de la baja nobleza dirigida por Juan Bravo y Juan de Padilla y motivada por lo menos en parte por las demandas fiscales de la corona sobre la industria pañera. No presento estos comentarios como una teoría coherente, son meros apuntes hacia cosas para investigar.
Pero fuere como fuere su historia intrincada, Segovia es una ciudad para visitar y revisitar, que queda mucho por descubrir.
Edicto de Granada
Guerra de las comunidades de Castilla
Segovia